¡Estoy desesperad@! Mi hij@ no para de tartamudear
- María Monge
- 14 mar 2013
- 1 Min. de lectura

La tartamudez o disfemia es un trastorno de la fluidez verbal de aparición temprana y de evolución extraordinariamente variable según los sujetos. En general, se observan ciertos titubeos, prolongaciones, uso de “muletillas”, tics, alteraciones fonorrespiratorias funcionales y, en algunos casos, mutismo y logofobia (miedo a hablar).
Entre los 3/7 años de edad aproximadamente puede aparecer una disfemia evolutiva y episódica. Estas manifestaciones se deben considerar normales y desaparecerán, ya que están en proceso la adquisición y desarrollo del lenguaje. La actitud y comportamiento de la familia debe ser de tranquilidad, ignorando el problema, no dándole importancia, con el principal objetivo de que el niño no tome conciencia de sus bloqueos, evitando sobre todo el aislamiento, mutismo y nerviosismo. En estos casos no es necesaria una intervención logopédica.
Si la disfemia persiste o aparece otro tipo a edad más tardía, como la pre-adolescencia, tiene que ser valorada por un profesional (Logopeda), analizando una serie de factores (herencia, sexo, lateralización, estructuración temporoespacial, trastornos neurológicos, alteraciones lingüísticas y psicológicas). Si los resultados lo aconsejan, en estos casos sí habrá que realizar un programa de intervención logopédica, centrado exclusivamente en proporcionarle al paciente una serie de herramientas basadas en una técnica específica para dominar los bloqueos (disimular el trastorno) e informar a la familia sobre las pautas que deben poner en práctica para, posteriormente, generalizarlas.
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